sábado, 18 de abril de 2009

Otro almuerzo donde mis abuelos por el lado del papá ...


Hoy me llevaron a almorzar a la casa de mis abuelos Hugo y Pamela y estuve con mi padrino Cristóbal, mis tíos Felipe y Maximiliano y con la tía Nicole.

Los grandes se comieron una cazuela de vaca, con ensalada chilena y lechuga. De postre, mi abuela Pamela sirvió un kuchen de manzana caliente, con helado encima y bueno, yo también me tomé una rica papa.


Mi padrino Cristóbal nunca pierde su sentido del humor y antes que la abuela Pamela avisara que la cazuela estaba servida, mi padrino ya se había preparado con todo, igual como me preparan a mi para comer.



Después de almuerzo me puse a leer con mi tío Felipe, pero hubiera preferido ver juguetes y no encontré nada que me interesara realmente.

Terminó el almuerzo y los grandes se pusieron a intercambiar ideas de como sería mejor instalar la lámpara de comedor de la tía Tere. Hasta mi tata Hugo opinaba sin entender de electricidad ni de trabajos manuales. Finalmente la instaló mi tío Felipe mientras mi tata Hugo se fue a dormir una siesta porque estaba cansado de su reciente viaje a La Paz.


La lámpara de la tía Tere quedó preciosa gracias a mi tío Felipe que sabe mucho y nos soluciona todos los problemas en la casa (computadores, electricidad, el auto, y todo sobre lo cual no sabe mi abuelo Hugo). Luego se fueron mis tíos Felipe, Nicole y Cristóbal mientras mis papás y yo nos quedamos con la abuela Pamela y todos nos dormimos una siesta.



Después de la siesta, mi mamá hizo de peluquera con mi abuela y la tarde se nos pasó volando. Lo pasé super bien y me encanta ir a la casa de mis abuelos.

No se olviden que el próximo domingo 26 de abril cumplo 4 meses y me encantaría que me fueran a ver. ¡Ya soy grande!

Los quiero mucho,

Rocío

jueves, 9 de abril de 2009

Rocío conversa con sus padres ...



































Muy queridos Martín y María José,

Estas fotos me sugieren la primera conversación de Rocío con sus padres.

Ella está llena de preguntas e interrogantes y parece que quisiera saberlo todo de una vez, lo que es literalmente imposible, porque el proceso de aprendizaje nos toma toda la vida.

No pude acompañarles en este momento tan importante de sus vidas, pero estuve con ustedes desde la distancia, agradeciendo a Dios por haber vuelto a manifestar la grandeza y perfección de su creación, con Rocío, una nieta maravillosa que nos va a llenar de alegría y lindas sorpresas, en medio de papas y pañales, mudas, risas y llantos, algunas pataletas, sus primeros pasos, lindos vestidos, chapes, paseos, juegos y tantas cosas hermosas.

He vuelto a revivir el día en que nació Maximiliano y ahora vemos en él, lo rápido que pasa el tiempo.

Los hijos son una tarea de toda una vida y ahora se tendrán que abocar a conocer los dones y talentos que Dios ha puesto en la Rocío, para ir cultivándolos en ella, de la misma forma como un músico le da vida a una sinfonía, un escultor a una piedra, un alfarero a un montón de arcilla y los padres a sus hijos.

Nada habrá que no demande una cuota de esfuerzo, postergaciones y sacrificio, pero la recompensa ES GRANDE durante todo el recorrido.

"Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo.
Honra a tu padre y a tu madre -que es el primer mandamiento con promesa- para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra. Y ustedes padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor." Efesios 6:1-4

¡Partieron!

Los amo mucho,

Hugo

miércoles, 8 de abril de 2009

Carta a mi nieta ...



“Tu mirada”
Muy querida Rocío,

Tu mirada es maravillosa, serena, inquisitiva y despierta. Tienes unos ojos preciosos, grandes y observadores, que miran todo tu inmenso mundo con inteligencia y curiosidad.

En esta etapa de tu vida, miras con atención, como queriendo llegar hasta el fondo de cada cosa que descubres.

Tus ojos se fijan en todo, mientras vas creciendo en porte y conocimiento.

Crecer es un proceso que comienza el día que naces y que nunca termina.

Mientras escribo, pienso que me preguntas: ¿Qué es “crecer”, “es”, “un”, “proceso”, “qué”, “comienza”, “el”, “día”, “naces”, “y”, “nunca”, “termina”? (Omito el segundo “que” porque eres una niña muy inteligente que no preguntará dos veces, una misma cosa)

Y te respondo que son sólo ruidos o un montón de palabras, que luego aprenderás a repetir, a articular y a comprender. Eso se conoce como lenguaje y hay más de tres mil idiomas en todo el mundo.

¡Muy complicado! ¿No?

Por ahora, es tiempo de mirar y ya vendrán otras etapas para aprender sobre todas las cosas que veas y que sientas en el largo camino de la vida. Tendrás tiempo para todo y habrá momentos de penas y alegrías, de premio y castigo, de luz y sombras, de ruido y silencio, de esfuerzo y descanso, de dudas y certezas.

Te enfrentarás a muchas opciones y tendrás que evaluar bien antes de elegir.

Tendrás que competir. Algunas veces vas ganar y en otras ocasiones podrás perder, pero irás adquiriendo sabiduría para disfrutar de tus triunfos y aprender de tus derrotas.

Se siempre generosa y nunca dejes de esforzarte, porque no hay nada que no exija una cuota de sacrificio y constancia. Si las cosas se nos dieran demasiado fácil, seríamos como seres inválidos, incapaces para enfrentar las dificultades y desafíos que nos presenta la vida.

Haz todo con amor, con respeto, honestidad, rectitud y alegría. Tómalo como un modelo de vida.

Una vez que aprendas, no dejes de enseñar a los más jóvenes. Verás que con el paso de los años, el tiempo irá dejando algunos surcos alrededor de tus ojos, como los que ves alrededor de los míos. No son simples arrugas sino que las huellas que deja cada sonrisa de cariño, comprensión y enseñanza, que tú le hayas regalado a alguien que lo necesita.

Cuando mires y disfrutes de la naturaleza, de todo lo lindo y hermoso que existe, descubrirás a Dios. Lo descubrirás en la música, en los colores, en el viento, en el trueno, en la inmensidad y la belleza de toda su creación.

Dios también se manifiesta en el amor que te entregan tus padres, tu familia, tus amigos y en la forma perfecta como funciona tu cuerpo, donde se alojan tu alma, tu corazón y tus sentimientos.

La vida es linda y tú has llegado para transformar la nuestra en algo aún más maravilloso.

Te quiere,

Tu abuelo Hugo

07/04/09






















domingo, 5 de abril de 2009

Historia de un almuerzo ...


¡Hola! Yo soy Rocío Ignacia Arancibia Calderón y hoy fui a almorzar a la casa de mis abuelos, por el lado de mi papá…




Fue un almuerzo muy entretenido, en el departamento nuevo de mis abuelos, con buena música y mucho regaloneo.




Estaban mi padrino, el tío Cristóbal, mi tío Maximiliano, mis papás y mis abuelos.



Mis papás son bacanes, me quieren mucho y se preocupan mucho por mí. Mi papá trabaja en CLARO aunque no entiendo bien de qué se trata su trabajo.

Mi mamá trabaja en un colegio con muchos niños, es muy amorosa y tiene mucha paciencia conmigo. A veces “me hago” y tiene que mudarme para que no me ponga mañosa y siempre anda contenta y feliz.



Aquí estoy con mi abuela Pamela, la mamá de mi papá. Ella es muy preocupada por todos los detalles y me estaba arreglando uno de mis aritos. ¡Me encanta estar con ella y creo que se me nota en la cara!


Mi abuelo Hugo es otro personaje. Le encanta conversar y contar sus historias. Mi tío Cristóbal ya se la debe haber sabido porque lo mira con cara de “¿Otra vez el mismo cuento?” Él nunca se olvida del “tornillo de hilo rápido” y tantas otras cosas que iré descubriendo con el tiempo.

Por ahora estaba bien afirmada de mi tata Hugo, tratando de descubrir cómo sería un tornillo de hilo rápido.

El almuerzo estuvo muy entretenido.




Ahí estoy en brazos de mi abuela, con mis papás, Maximiliano y mi tío Cristóbal. Mi tata Hugo no está porque sacó la foto.

El almuerzo estaba rico y no quedó nada.

Los grandes son iguales que yo, que me tomo toda la papa ¡Otro descubrimiento!


Bueno, me está dando sueño con tanta sobremesa.



Creo que me voy a dormir una siesta después de la papa, porque ahora que comieron los grandes, me toca a mí.

Los quiero mucho,

Rocío