domingo, 11 de abril de 2010

¡Me encanta jugar con mi papá!

Muy querida Familia,

Ayer fuimos a almorzar donde mis abuelos Hugo y Pamela, porque mi abuela había preparado un rico pastel de choclo con ensalada a la chilena. Yo llegué medio dormida y estaban mis tíos Felipe con mi tía Nicole y mi tío Maximiliano. Mi padrino Cristóbal no nos acompañó en esta oportunidad.

Durante el almuerzo me fui animando hasta que casi en la sobremesa, me puse a jugar con mi papá.



El juego era super simple, porque consistía en ponerme una esponja para lavar loza, sobre mi cabeza y jugamos al "¿Donde está?" y cuando ésta se me caía de la cabeza, los grandes gritaban "¡Ahí está!", con lo cual me reí a carcajadas.



Mi mamá y todos los grandes miraban como jugábamos mi papá y yo y realmente lo pasé "bacán", como dice mi tío Maximiliano.


Después me puse a jugar con el teléfono de mi papá y me pareció que todo giraba en torno a mi. Mi papá y yo jugábamos fascinados mientras mi mamá nos observaba. La tía Nicole estaba medio decaída porque estaba entrando en un resfrío y mi tío Felipe, muy preocupado, decidió volver a su casa para que mi tía se sintiera mejor.

He aprendido que los resfríos no son enfermedades graves, pero molestan un montón, porque se te tapan las narices, te viene tos y decaimiento en general, pierdes de sentirle el sabor a las comidas y el único remedio es tomar harta agua y tener mucha paciencia.

Terminamos de almorzar y mi mamá y abuelos se fueron a dormir siesta, mientras mi papá se puso a ver un partido de football en el computador de mi tío Maximiliano (jugaban "el Real" con "el Barcelona") y mi papá se salió de la escena para ver el partido.

Mis abuelos descansaron porque tenían un matrimonio en la noche y mi mamá me dijo "hoy le he dado permiso a la servidumbre, así es que tu papá y yo no vamos a salir esta noche", lo que hizo reir mucho a mis abuelos, mientras se arreglaban para el evento.

Me encanta jugar con mi papá, ir donde mis abuelos, caminar por el pasillo de su edificio y acercarme a mirar el ascensor (siempre vigilada muy de cerca), jugar con las escobillas y peinetas de mi abuela, sacar las cosas de los muebles de la cocina y regalonear con todos en mi familia.

Me parece que donde voy, todo se transforma en una fiesta.

Los quiero mucho,

Rocío

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